
La Organización Marítima Internacional (OMI) acaba de dar un paso decisivo hacia la descarbonización del sector marítimo. En el marco del MEPC 83, celebrado entre el 7 y el 11 de abril de 2025 en Londres, se aprobaron formalmente los objetivos de reducción de emisiones para 2035 y 2040, acompañados por mecanismos económicos de penalización para quienes no cumplan con dichas metas.
Estas medidas conforman el núcleo del nuevo Marco de Emisiones Netas Cero de la OMI, que se incorporará al Anexo VI del Convenio MARPOL y entrará en vigor el 1 de marzo de 2027, sujeto a una segunda votación en octubre. Se trata de una estructura regulatoria que combina:
Normas técnicas sobre la intensidad de gases de efecto invernadero (GEI) de los combustibles marinos.
Un sistema económico de cumplimiento, que impone cargos por tonelada de CO₂ equivalente no reducida, a una tarifa inicial de $380 USD/tCO₂e.
Metas, créditos y sanciones: el nuevo lenguaje del cumplimiento
La regulación establece que todos los buques de más de 5.000 GT deberán calcular anualmente su GHG Fuel Intensity (GFI), con base en el ciclo completo del combustible (Well-to-Wake), reportarlo en un registro central (IMO GFI Register), y balancear cualquier déficit mediante:
- Compra de unidades de remediación.
- Uso de créditos por sobrecumplimiento.
- Transacción privada de unidades excedentes.
Los buques que excedan las metas deberán compensar su incumplimiento en dos niveles: Tier 1 y Tier 2, con precios diferenciados y crecientes. Las metas de reducción son claras:
- 30% para 2035
- 65% para 2040
(tomando como referencia los niveles de 2008: 93,3 gCO₂eq/MJ)
Impulso a los combustibles limpios
La OMI también definió umbrales para considerar a un combustible como “cero o casi cero emisiones”:
- Hasta 19 gCO₂eq/MJ hasta diciembre de 2034.
- Luego 14 gCO₂eq/MJ desde 2035 en adelante.
Esta categorización permitirá a los buques recibir incentivos financieros al utilizar energías con bajo impacto climático, abriendo una ventana de oportunidad para tecnologías innovadoras y para proveedores que certifiquen correctamente sus productos bajo esquemas reconocidos.
La mirada desde ROUSSEAUX
Para ROUSSEAUX, estos cambios representan una reafirmación de la dirección estratégica que la empresa viene sosteniendo: asesoramiento técnico, adaptación normativa y liderazgo en ecoeficiencia operativa.
Como señaló Martín Rousseaux, gerente general de la compañía:
“Estamos ingresando en una etapa en la que operar bien no es suficiente: hay que demostrarlo con datos, con certificaciones y con estrategia. Lo que propone la OMI nos desafía a profesionalizar cada decisión, desde la elección del combustible hasta la forma en que medimos y compensamos nuestras emisiones.”
El desafío por delante
La implementación de este marco requerirá el desarrollo de nuevas directrices, la adaptación de los planes energéticos (SEEMP), la certificación precisa de combustibles y la capacitación de toda la cadena logística.
Desde Rousseaux, ya estamos acompañando a nuestros clientes para que esta transición no solo sea posible, sino también una ventaja competitiva en un mercado cada vez más exigente.
Porque en esta nueva etapa, sostenibilidad y estrategia van de la mano.